martes, 20 de marzo de 2012

La mejor terapia es tu mascota



Está comprobado que el contacto con animales tiene efectos positivos en las personas, la terapia con animales, posibilita tratar a pacientes con trastornos físicos y psicológicos y causar sentimientos y sensaciones únicas que favorecen su interacción con el mundo exterior que ayudan a mejorar su calidad de vida.
La zooterapia es la técnica psicoeducativa con la que se tratan pacientes, principalmente a niños que posean retraso mental o algún trastorno generalizado del desarrollo tales como el autismo, a través del contacto con animales.
La mascota anima al niño a nuevas actividades favoreciendo su aprendizaje y adaptación teniendo en cuenta sus capacidades especiales. Estos estímulos son generados en su mayoría por perros, ya que necesitan poco espacio para moverse, son inteligentes y afectivos. A pesar de esto, también se han obtenido resultados positivos con gatos, caballos y delfines.
La zooterapia y el autismo:
Una de las patologías que tiende a ser tratada con esta terapia es el autismo, es detectado en las primeras etapas de socialización del infante y está señalado por problemas en la comunicación y el contacto con el mundo externo.
En el tratamiento, el cual se extiende entre seis meses y un año, los animales adaptan su conducta a las respuestas del niño, permitiendo al terapeuta reconocer un patrón y de esta manera establecer un diagnóstico a través de la observación y análisis de la interacción con el animal.
Al terminar el período pautado por el equipo de trabajo, los controles pueden extenderse hasta una vez al mes. En la adolescencia, por los diferentes cambios que experimenta la persona, deben hacerse un ajuste ya sea en la terapia educativa, la medicación o la combinación de ambas.
El poder curativo del contacto con animales:
La zooterapia brinda muchos de beneficios, ayuda en la producción de células T, endorfinas y hormonas, en el mejoramiento de la interacción social del paciente y en su autoestima, incide favorablemente en distintas áreas del paciente tales como:
La empatía: permitiendo que estos niños se identifiquen con los animales y formen una relación incluso más cómoda que la que mantendrían con un humano.
El enfoque exterior: logrando que los pacientes salgan de su ambiente y se entretengan, focalizando su atención en temas diferentes a su enfermedad.
Las relaciones: permitiendo una apertura en la socialización y una comunicación emocionalmente segura entre pacientes, entre el paciente y su terapeuta y entre pacientes la familia y el equipo de trabajo.
La aceptación: incrementando su seguridad al no recibir clasificaciones ni juicios de valor, siendo aceptados por los animales tal y como son.
Los estímulos mentales: logrando a través de la terapia la evocación de recuerdos, el aumento de la distracción, la alegría y el juego, disminuyendo sentimientos de soledad y aislamiento.
El contacto físico: ayudando a que los niños a través del contacto con el animal crezcan psicológicamente y superen temores o miedos internos.
Reduce la presión sanguínea: mejorando el estado fisiológico del paciente y permitiendo en algunos casos la recuperación de enfermedades del corazón.

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