miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los beneficios de la delfinoterapia

Por Cristina Fernández de Mar de Tierras (@Mar_de_tierras) 
Desde el barco
Foto de Inés Aylagas
"Una de las mejores experiencias de mi vida", "¡Una sensación de buen rollo increíble!". Así me resumía mi amiga Inés su experiencia nadando con delfines en la costa norte de Nueva Zelanda. Poco después nos enteramos de que había una razón científica para esta sensación tan agradable, y que además sus efectos positivos han llevado a constituir una terapia específica: la delfinoterapia.

A principio de los años 50, el norteamericano John Lilly descubrió que estos cetáceos pueden ejercer una influencia positiva en los humanos. Lilly, estudiando la anatomía y el sistema neurológico de estos mamíferos, llegó a la conclusión de que están en estado meditativo las 24 horas del día. Años después el médico británico Horace Dobbs analizó a un número aleatorio de pacientes tras nadar entre delfines y comprobó sus efectos beneficiosos.


La delfinoterapia se basa en la hipótesis de que las frecuencias sonoras que emite el cetáceo (algunas de ellas, infrasonidos imperceptibles por nuestro sistema auditivo) son capaces de estimular el sistema nervioso central produciendo una liberación de sustancias como la endorfina, la "hormona de la alegría". Conjuntamente, se ha observado con la medición de las ondas cerebrales de los pacientes que, en presencia de los delfines, producen una armonización entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro (lo cual sirve para tratar depresión, ansiedad o estrés), además de otros beneficios físicos, emocionales e intelectuales tales como fortalecimiento del sistema inmunológico, mejoras en la coordinación motora, en el estado de ánimo, el contacto social y en el lenguaje. Este analgésico endógeno genera un estado de relajación y tranquilidad, envolviendo al paciente en una sensación de bienestar.  

Se ha comprobado su especial influencia en niños, siendo efectivo como tratamiento complementario en niños con Déficit Atencional con Hiperactividad, ya que ayuda a mejorar su capacidad de prestar atención y por tanto optimiza los procesos de enseñanza; así como teniendo resultados muy positivos en el aprendizaje en niños con síndrome de Down.

Nadando entre delfines
Foto de Inés Aylagas
Se está estudiando además el hecho de que estos inteligentes mamíferos sean capaces de afectar la doble hélice genética, es decir, que el ADN pueda ser modificado por el sonido y los campos electromagnéticos generados por los delfines.

Aparte de seguir una terapia específica, podemos disfrutar de sus beneficios de manera natural. El lugar idóneo para hacerlo será el mar abierto, su entorno natural. Nadar entre delfines resultará una experiencia maravillosa pero, si tenemos la oportunidad de hacerlo, debemos respetar al animal y a su medio natural, procurando no tocarles, no molestarles con sonidos extraños y que sean ellos los que vengan a interactuar con nosotros si lo desean. Nos sorprenderemos al ver que, sin necesidad de acercarnos a ellos, enseguida vendrán a juguetear a nuestro lado, regalándonos saltos, cantos y coreografías. 

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